10 de septiembre de 2025

¿Por qué escribo? Por Belkis Cima

BELQUIS

Escribo para comunicar. Por esa necesidad de dejar una huella que el viento,
el agua y el tiempo difícilmente borrarán.
También escribo para que me conozcan. ¿Seré arrogante?
Escribo para que mis textos inspiren a otros.
Muchas veces busco una historia sin darme cuenta que son ellas que me buscan.
Irrumpen diciendo: Es por aquí.
Ha sido mi infancia una fuente recurrente a la que viajo mil veces reclutando esos
recuerdos impregnados de mate cocido humeante y tortas recién horneadas. Aquellas
siestas lilas bordeadas por dulces glicinas. Risas incesantes de niños jugando con
zorzales como testigos. Chicharras imprudentes sonando a cualquier hora bajo el sol.
Puedo ver entre añoranzas y nostalgia a esa niña que fui, caminando hacia la escuela
sorteando la escarcha del crudo invierno. En un bajar y subir de telón, la niña se vistió
de primavera, sonriéndole a la vida volvió a florecer.

Juegos, cantos y flores envolvieron a la pequeña que grácil comenzó a adolecer.
Ávida por vivir, despertó una mañana con su diario, un mero cuadernito donde atesoró
sus más profundos sentires, que en soledad se animaba a pronunciar. La vida la
enamoró, tomó su mano y la llevó. Como una mariposa, vivió su metamorfosis y
convertida en mujer, voló.

¿Por qué escribo?
Viajando en el tiempo, hallo una sucesión desesperada de palabras que tejen historias
propias y ajenas. Historias que merecen ser contadas. Me escondo detrás de los personajes
y ese anonimato me otorga libertad para salir a la luz.
¿Por qué escribo?
Escribo para realizar lo que no me animo a vivir. En el mundo de las palabras todo aquello
que imagino puede suceder. Es la escritura capaz de indagar hasta las más profundas
emociones.

Escribo porque emergen de mí las palabras y entre todas, juntas o separadas, hilvanan
experiencias propias o prestadas.
¿Por qué escribo?
Ahora puedo decir que escribo para dejar mis vivencias, enseguida dejarán de ser mías y
serán de todos aquellos que se decidan leer y, con la lectura, imaginar, disfrutar y
evocar con la misma nostalgia que inunda mi ser. En ese paso me lleno de alegría, porque
de esas experiencias vividas ayer me formé, soy hoy y quedaré un mañana en las manos  que tomen mis obras.